sábado, 6 de febrero de 2010

Crónica de una lesión (II parte)...


Pues allí estaba yo, por primera vez en mi vida en una ambulancia, llamando a mi madre con sirena de fondo, mordiéndome la lengua para que no se me notara un dolor que se acentuaba en cada bache y en cada curva de la carretera y deseando con todas mis fuerzas llegar cuanto antes al hospital.

Una vez allí, recorrí en camilla la sala de urgencias donde me colaron a la espera de otro señor que agonizaba y aunque no le hacían ni caso yo creo que estaba a punto de morir.
Después de unos 15 minutos sin saber absolutamente nada de nadie, se acercó un médico con unas pintas de bujarrón importantes, indignado y gritando a los cuatro vientos,que porque me habían llevado allí, si yo tenia que ir a Traumatología. Yo con un dolor cada vez más obvio y con un extraño antojo de partirle la cabeza, le contesté, “la verdad es que yo no tengo ni idea”. Así que volvió el chaval de la ambulancia y tras llevarse una pequeña bronca, me llevó, esta vez sí, a trauma. (Lo que yo no sabía es que no iba a ser el último hospital que yo iba a visitar aquel día).

De nuevo sirena, curvas, baches y deseo de llegar al jodido hospital correcto, pero esta vez con mi madre a bordo. Llegamos y tras un ratito esperando, me ponen al menos unos tranquilizantes para el dolor, y luego me hicieron las oportunas radiografías.
Momentos de angustia esperando los resultados, con esperanzas de que no fuera tan grave como imaginaba. Poco después se acercó una enfermera y con un tacto asombroso me dijo “vaya como tienes el tobillo, te lo has destrozado”, y yo , “¿pero lo tengo roto?” y ella “si, lo tienes roto, roto”. Que te digan que el tobillo está roto no mola nada, pero si te lo dicen doblemente, “roto, roto”, mola muchísimo menos.

Dos horitas más en la sala de espera, hasta que me llevaron con el traumatólogo de turno, que yo creo que era mas o menos de mi edad. Y me dijo la fatídica noticia, y es que tenían que operarme. Pero encima no podían hacerlo hasta dentro de unos 3 días. Así que me pusieron una escayola, y me internaron sin más en una habitación con dos señores mayores. En el momento que te tumbas en esa camita de hospital, ya empiezas a darte cuenta de la putada que te acaba de pasar, aunque las cosas que se ven en un hospital te hacen sentir que por muy malo que sea lo que te pase, siempre hay gente que está mucho peor.

Tras recibir unas cuantas visitas de compañeros de equipo y familiares, los cuales fueron echados por mis nuevos compañeros de cuarto, se fue barajando la posibilidad de irme a otro hospital, donde podrían operarme cuanto antes, ya que la lesión lo requería.
Así que finalmente gracias a un contacto de mis padres, me fui de allí camino a “la Inmaculada”. (No os hace falta que os cuente como fue el trayecto). Y una vez allí, tras pasar de nuevo por las mismas pruebas, los médicos decidieron que me operarían por la mañana.

Nueva habitación, esta vez para mi sólo, luces apagadas, es hora de dormir, o más bien es hora de pensar, pensar en aquel día donde me recorrí tres hospitales con el tobillo partido, pensar en el tiempo que iba a pasar sin hacer lo que más me gustaba, pensar en esa maldita jugada una y otra vez, pensar en los mismos sueños que hacían que durmiera cada noche, cerrar los ojos y simplemente pensar en el futuro y en que todo iba a salir bien.

Eran las tres de la mañana cuando cayó de verdad la primera lágrima de aquel día. Y os aseguro que no era ni mucho menos una lágrima de dolor...

Continuará...

lunes, 1 de febrero de 2010

Dejando las cosas claras...

Sobran las palabras...

Grandísimo video de uno de los periodistas más vergonzosos del panorama actual...
Aunque está claro que es mejor periodista que adivino...Juzguen ustedes.
En serio sobran las palabras...

Tomás Roncero en estado puro...